La superintendente aseguró que la
política de controles no está en discusión en las mesas de diálogo entre
empresarios y Gobierno
El Gobierno
Bolivariano mantendrá la regulación de los precios como un mecanismo para
garantizar la estabilidad económica y defender los intereses del pueblo
venezolano, expresó la superintendente Nacional de Costos y Precios, Karlín
Granadillo.
“El Gobierno está
actuando en estos momentos para responder a la coyuntura de ciertas fallas en
el suministro de productos. Se están analizando las causas y aplicando
soluciones, pero no es cierto que la regulación sea la causante del
desabastecimiento”, manifestó.
La superintendente
dijo que el organismo sigue su trabajo de análisis de los costos y precios para
incorporar a la regulación otros rubros como los medicamentos, los servicios de
las clínicas, los insumos médicos y el sector automotriz.
Al consultársele
sobre el desfase entre los costos y los precios de los productos regulados, uno
de los puntos que ha planteado el sector privado en las mesas de diálogo con el
Ejecutivo, en las que participa también la Sundecop, Granadillo aseguró que las
instituciones del Gobierno responsables están haciendo una evaluación de toda
la cadena económica.
“Una regulación de
precios bien llevada no causa desabastecimiento. Este es un punto que no está
en discusión en las mesas de diálogo entre el Gobierno y el sector privado. No
vamos a flexibilizar el modelo económico que lleva adelante el Gobierno Bolivariano
para complacer a algunos sectores. Esas son directrices que están en la
Constitución y en el plan de la patria 2013-2019”, recalcó.
Puso el ejemplo del
papel higiénico. La escasez en los establecimientos de este producto no tiene
que ver con la regulación del precio, sino con la disponibilidad de empaques,
los conflictos laborales en las empresas que los producen y el manejo que hacen
los distribuidores; estos se aprovechan de la situación para acaparar el
producto, alertó.
“Eso lo han
demostrado la Guardia Nacional Bolivariana, la Superintendencia Nacional de
Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (SADA) y el Instituto para la Defensa de
las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis) en las
fiscalizaciones que han hecho de manera conjunta. La Sundecop también lo ha
corroborado con los análisis de la información que han proporcionado las
empresas,”, aseguró.
Aclaró que la
Sundecop no puede sancionar por acaparamiento y especulación, esa es una
potestad del Indepabis, el organismo que dirige aporta información. “Vamos
midiendo inventarios y haciendo seguimiento a las redes de distribución”,
agregó.
La superintendente
adelantó que están realizando las estimaciones de costos considerando la nueva
paridad del bolívar respecto al dólar, pero todavía no tiene anuncios sobre una
variación de precios de los 19 rubros regulados por la Sundecop, como lo
anunció la semana pasada la Cámara Venezolana de la Industria de Cosméticos y
Afines (Caveinca).
“Estamos revisando
punto por punto y consideramos que hay rubros que amerita la actualización de
la regulación de los precios. Es un mercado cambiante, las compañías nos
presentan nuevas presentaciones y dinámicas de distribución, por lo que es
necesario ir ajustándose a esos parámetros”, admitió.
Granadillo dijo que
el organismo está analizando constantemente los costos y precios de los
productos, pero la evaluación global de los sectores se hace en conjunto con el
Sistema Nacional Integrado de Costos y Precios, en el que participan el Banco
Central de Venezuela (BCV), la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi),
el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat)
y los ministerios que tienen competencias afines.
El Ejecutivo es el
que define el momento oportuno para anunciar la actualización de los precios,
acotó. Respecto a la periodicidad de los ajustes sostuvo que “nosotros no vamos
a decir que los ajustes se harán cada dos o tres meses o una vez al año,
depende de la dinámica de cada empresa”.
La regulación de los
19 rubros tiene cerca de dos años pero, en su criterio, no ha afectado el
desempeño de las empresas. Algunas han instalado nuevas plantas, como la de
pañales y la de champú y enjuague. “Si tuvieran pérdidas no lo harían. Con
estos controles siguen teniendo incentivos para la inversión, porque la
utilidad aquí es mayor que en otros países. Eso desmonta las matrices de
opinión sobre las regulaciones”, aseguró.
TRABAJO CONJUNTO
Los mayores márgenes
de ganancia en el país respecto a otros países, como la vecina Colombia, donde
no hay controles de precios, se debe a las políticas del Gobierno Bolivariano
que elevó el poder adquisitivo de la población. “Al tener educación y salud
gratuita y hasta vivienda, el ingreso real aumenta y la posibilidad de gastar
más aumenta”, explicó.
Pero también hay
otros elementos que explican mayores márgenes de ganancia en el país, como “la
cultura especulativa: el querer ganar mucho en poco tiempo. Aquí las
expectativas para recuperar la inversión son en el corto plazo, cuando
internacionalmente no es así pues hacen proyecciones a largo plazo”, planteó.
Los primeros análisis
que realizó la Sundecop arrojaron que la mayoría de las empresas en el país
ganan mucho porque siempre mueven el precio, pero hacen muy poco por aumentar
su productividad. “Si una empresa de detergente es rentable utilizando nada más
9% de la capacidad productiva, es evidente que gana por precio”, recalcó.
En Venezuela las
personas compran más, aunque tengan que realizar un esfuerzo mayor, porque
gozan de un poder adquisitivo superior al de otros países. En Venezuela el
precio se va definiendo por la disposición que tiene la gente a comprar. Las
empresas van midiendo hasta que precio las personas son capaces de adquirir el
producto en las cantidades que les sean rentables para ellos.
“Es como un forcejeo
entre demandante y oferente. Cuando la Sundecop comenzó a realizar los análisis
de costos de las empresas, varias de ellas venían realizando promociones en los
productos, porque la demanda había bajado. Ya se había ajustado a la regulación
antes de que entraran en vigencia los nuevos precios”, destacó.
La superintendente
descartó cambios en los objetivos de la Sundecop por efecto de las mesas de
diálogo que se están realizando entre el Ejecutivo y los sectores productivos.
El organismo ya venía aplicando esa dinámica para el análisis de los costos y
precios de los productos.
“El trabajo conjunto
y el diálogo es fundamental para alcanzar los objetivos trazados. Los de las
empresas son la producción de bienes y servicios y los del Gobierno consisten
en incentivar esa actividad y fomentar la incorporación de mayor valor agregado
en el país”, argumento.
Estas jornadas son
importantes, además, porque le permite al Gobierno conocer los planteamientos y
peticiones del sector privado, para mejorar y perfeccionar las políticas, pero
eso no significa que el Estado dejará de analizar con todo rigor los costos y
precios de los productos.
“Eso no va a cambiar
las políticas del Gobierno y mucho menos flexibilizar los controles que se
están aplicado en el país. Son 10 años del actual sistema de cambio
administración de las divisas. Las razones de esa decisión se mantienen y
seguirán aplicándose. El Gobierno está actuando para defender las reservas
internacionales del país y la estabilidad económica”, argumentó.
La regulación de los
precios, en su criterio, sigue siendo necesaria por el Ejecutivo, por las
distorsiones que conlleva dejar esas decisiones en manos del sector privado.
“Las compañías responden a sus intereses y no a los intereses de la nación, por
eso, el Gobierno está en la obligación de establecer las regulaciones que sean
necesarias para alcanzar el bienestar del pueblo”, insistió.
FACTORES QUE INCIDEN
Más que una guerra
económica, consideró Granadillo, se trata de un conflicto político, en el que
la contrarrevolución se opone a la continuidad del proceso bolivariano, del
mandato de Nicolás Maduro.
Una de las
estrategias que aplican, además de la invisibilización del presidente Maduro y
de la descalificación constante de las políticas del Gobierno, es la de generar
malestar en el pueblo mediante el desabastecimiento y la especulación, alertó.
Además de los
políticos, existen otros elementos que van afectando la oferta, relacionados a
la dinámica productiva de las empresas, principalmente en aquellas que son
monopólicas y oligopólicas. Uno de ellos es el conflicto laboral. Granadillos
mencionó las compañías dedicadas a elaborar crema dental y papel higiénico que
vieron afectada su producción por los paros de trabajadores.
Granadillo no quiso
con esto criticar a la clase trabajadora que en su criterio tienen el derecho a
solicitar mejores remuneraciones, pero “lamentablemente sucede en empresas que
fabrican productos regulados”. En el caso de papel higiénico son tres plantas
cien por ciento de producción nacional y en el caso de la crema dental, una
sola planta.
Después de la fase de
producción, es necesario realizar un seguimiento a esa mercancía, hacia dónde
va y cuántos distribuidores participan en el mercado. “Lo que se ha detectado
es una atomización: El despacho a los puntos de suministro está en manos de
pocos y eso afecta el abastecimiento. Es en esta fase de la cadena donde hay
más acaparamiento”, indicó.
Otro de los factores
que afecta la oferta de productos son los trámites para la importación tanto de
insumos como de productos terminados. Sin embargo, aseveró que el Estado ha
realizado un esfuerzo para acortar esos tiempos y queda de parte de las empresas
tener a tiempo los requisitos necesarios para realizar los trámites. “Muchas
veces no presentan los requisitos a tiempo o completos y le asignan la
responsabilidad a las autoridades gubernamentales por el retardo. Fallan en la
planificación y en los tiempos”, destacó.
También mencionó la
solicitud de las divisas por parte de las empresas, cuyos montos no están relacionados
a sus históricos y eso obliga a Cadivi a realizar una evaluación mayor que
afecta los tiempos.
“El Estado tiene la
responsabilidad de administrar con eficiencia la asignación y en esos casos no
puede aprobar de inmediato, sino que realiza un estudio cuidadoso para
determinar la veracidad de esas solicitudes”, comentó la superintendente.
Mencionó también la
incidencia de los patrones culturales dominantes y el consumismo asociado a la
manipulación de la publicidad y las matrices de opinión que generan efectos
como las compras nerviosas. Esto ha obligado a los supermercados a establecer
topes en las compras de hasta cuatro unidades por producto.
“Esto se convierte en
un círculo vicioso porque la gente se las ingenia para llevar más cantidad de
la cuenta por si acaso escasea. En los talleres que se realizan con el poder
popular hemos escuchado comentarios como el de una señora que no tiene hijos y
mantiene almacenados 25 kilos de leche. Es evidente que se le van a dañar”, se
lamentó.
El consumismo
relacionado a las marcas, es otro de los factores que inciden en el
abastecimiento, de hecho, el índice de escasez calculado y publicado por el
Banco Central de Venezuela está asociado a las marcas, aseguró la servidora
pública. “Eso pasa mucho con la harina precocida de maíz. La gente no la llama
por su genérico, sino que identifica el producto por la marca”, recordó.
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