El documento indica que estas bandas ilegales
surgieron de las facciones restantes de los grupos paramilitares desmovilizados
y los carteles de la droga desmantelados
Colombia sufre la amenaza de una nueva plaga
social: los grupos neoparamilitares. Estos grupos, que tienen el control de
parte del tráfico de armas y drogas en territorio colombiano, también reclutan
a menores de edad.
Según un informe de la Corporación Nuevo Arco
Iris, estas bandas ilegales surgieron de las facciones restantes de los grupos
paramilitares desmovilizados y los carteles de la droga desmantelados,
convirtiéndose en dos estructuras criminales: ‘Los Rastrojos’ y ‘Los Urabeños’.
Señala también que estos dos grupos manejan
las redes criminales a nivel nacional en todo sentido, desde el narcotráfico y
lavado de activos internacionales, hasta los juegos de azar, la prostitución en
las calles, y se han infiltrado profundamente en la vida política y económica
del país.
El personero de Cali, Andrés Santamaría,
denuncia que estos grupos armados reclutan a menores, “muchas veces fuera de
sus propios hogares”.
En calles de esa ciudad colombiana, jóvenes y
niños vigilan los territorios de comercialización de drogas que controlan estos
grupos neoparamilitares.
“El que manda nos dice que necesita un pelado
(un menor), entonces nosotros se lo conseguimos para hacer vueltas (actividades
ilícitas), nosotros tenemos que hacer caso porque ellos son los que nos dan los
fierros (las armas)”, relata Manuel, comandante urbano de ‘Los Rastrojos’.
Muchos de los jóvenes que pasan a formar
parte de estas organizaciones son trasladados a las selvas, donde los grupos
neoparamilitares controlan parte del tráfico de armas y drogas en Colombia.
Sin embargo, “para irse uno para el monte
(selva) tiene que probar, matar a alguien”, explicó Manuel.
“Estos jóvenes han mutado para hacerle daño a
la sociedad, por eso a gritos pedimos el trabajo integral de todas las
autoridades unidas parta salvar a la juventud”, insta por su parte el coronel y
comandante de Policía del departamento colombiano de Valle del Cauca, Mariano
Botero Coy.
El Gobierno colombiano estima que ambos
grupos suman 3.866 integrantes. Sin embargo, organizaciones sociales aseguran
que no hay un número exacto de la cantidad de menores y jóvenes que estas
bandas ilegales han incorporado a sus filas en los barrios más pobres de esa
nación sudamericana.
Texto y
foto/RT
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