En tiempos de paz el Padre de la Patria
“trató con mucho respeto a la disidencia política”, comentó el historiador. El
bolivarianismo “es una doctrina social y política que ha influido
indudablemente en la historia del continente americano”, destacó Juan Manuel
Karg
El escritor colombiano William José Hernández
Ospino aseguró que “hoy más que nunca el ideario político de Simón Bolívar y su
filosofía de hermanamiento continental cobran vigor”.
Desde Santa Marta, en su natal Colombia, dijo
al Correo del Orinoco que “es indispensable que surjan caudillos que en sus
discursos y en sus acciones hagan realidad el sueño trunco del Libertador”.
Aseguró el filósofo y docente universitario
que en el continente americano se padecen los mismos atropellos denunciados por
el Libertador en la Carta de Jamaica.
“Las barbaridades que los españoles
cometieron en el grande hemisferio de Colón. Barbaridades que la presente edad
ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana;
y jamás serían creídas por los críticos modernos, si constantes y repetidos
documentos no testificasen estas infaustas verdades”, comentó, citando al
Libertador.
En su opinión, los países de la región no son
plenamente libres. “Estamos todavía sujetos a otras cadenas. Este continente ha
perdido sus esperanzas, y la palabra y doctrina de Simón Bolívar es el
evangelio al que América Latina debe acogerse para alcanzar su libertad y
salvación política”, sentenció el autor de la novela La Verdad más allá de mi tumba.
EFECTIVIDAD BOLIVARIANA
El catedrático, quien ha desarrollado en la
Universidad del Magdalena una línea de investigación sobre la historia regional
del Caribe colombiano, derechos humanos en la conquista española y diversidad
cultural, reseña que la efectividad y clarividencia de la doctrina bolivariana
se perciben claramente en el discurso sobre el Proyecto de Constitución para
Bolivia.
Acotó el investigador que esta “fue una de
las armas que usaron todos los enemigos de Simón Bolívar para acusarlo de
tirano; incluso, para llamarlo el ‘Napoleón de América’”.
“En esta Constitución, llamada por los
liberales exaltados de Bogotá ‘Constitución Boliviana’, se plantea por primera
vez la separación benigna de los poderes civil y eclesiástico, y esta idea
propuesta por el genio caraqueño fue después asumida por todas las
constituciones del continente americano y de todo el mundo”, acotó.
Según Hernández Ospino, la influencia y efectividad
de la doctrina política de Simón Bolívar han tenido gran repercusión a escala
mundial. De hecho, asegura que la plena liberación de la esclavitud en Norte
América, “una de las más dolorosas e inhumanas del planeta”, se dio
precisamente gracias a la influencia de Bolívar.
Asimismo, señaló que las pocas leyes justas
concebidas dentro de los parámetros del Derecho Positivo por los legisladores
de este continente han sido inspiradas en la insistencia bolivariana de crear
leyes justas, lo cual constituyó, a su juicio, una de las controversias con
Francisco de Paula Santander.
“Simón Bolívar pretendía leyes basadas en el
Derecho Natural (Ius Naturalis); en cambio Santander propugnaba leyes
antinaturales, es decir, leyes que favorecieran a las oligarquías criollas”,
asintió el experto, quien demás se refirió a otro de los planteamientos del
Libertador para reforzar esta afirmación: “Yo considero que la sabiduría de
todos los siglos no es suficiente para componer una ley fundamental que sea
perfecta, y que el más esclarecido legislador es la causa inmediata de la
felicidad humana”.
SIMILITUDES COYUNTURALES
En opinión del experto, existen grandes
similitudes entre las situaciones coyunturales que se presentan actualmente en
América Latina y las que enfrentó Bolívar en el pasado.
“No solo América Latina, sino toda la América
Meridional, como prefería llamarla Simón Bolívar cuando se refería a su fallido
Congreso Anfictiónico de Panamá, se encuentra viviendo otra vez las mismas
circunstancias políticas de un imperialismo sutil en apariencia para el pueblo
ignaro, pero evidente para las inteligencias críticas y lúcidas”, lamentó.
En tiempos de la revolución independentista
“liderada por el prohombre venezolano”, aseguró, “el pueblo entero se
estremecía por el peso y el terror de las encomiendas y las alcabalas”.
Hoy día, comparó, el pueblo colombiano padece
las nefastas consecuencias de un Tratado de Libre Comercio (TLC) que no
beneficia a las minorías, sino que empobrece más a los pequeños empresarios que
no pueden competir con las grandes multinacionales.
“El desamparo del pueblo en el cumplimiento
de los derechos fundamentales es una manera de opresión y de esclavitud”,
precisó el escritor, para quien “la persecución de los intelectuales que
cuestionan las instituciones del Estado es una forma de involución en asuntos
de derechos humanos”.
RUMBO PERDIDO
Sostiene William Hernández Ospino que “en
Colombia nunca se han seguido los lineamientos planteados por Simón Bolívar”, y
que en las otras naciones que liberó del yugo español, el rumbo político pudo
haberse perdido.
“Me arriesgo a afirmar que, después del
rompimiento de la Gran Colombia, las repúblicas conformadas por el genio
político de Simón Bolívar perdieron el rumbo y se camuflaron debajo de las alas
del águila de los Estados Unidos”, reflexionó.
El investigador considera que la Doctrina
Monroe y la Alianza para el Progreso, así como todas las estrategias aplicadas
por los Estados Unidos para dominar a América del Sur “reemplazaron el proyecto
escrito por el Libertador en sus proclamas, discursos y en sus incontables
cartas”.
Dijo que “en contra de los Santanderistas,
maestros jurisconsultos y expertos en leyes truculentas”, hay que reiterar las
siguientes palabras de Simón Bolívar, tomadas de la Carta de Jamaica: ‘“Toda
idea relativa al porvenir de este país me parece aventurada”’. Aclaró que
cuando el Libertador habla de país en este apartado se refiere a todas las
repúblicas que soñaba construir.
El experto insiste en destacar la relevancia
Carta de Jamaica, al señalar que esta es un “discurso profético” que a su
criterio debería ser “la fuente” en la que todas y todos los gobernantes y
estadistas de este continente “beban para dirimir y resolver los conflictos”.
Al hacer mención de unos de sus últimos
párrafos, Hernández Ospino recurre nuevamente al documento histórico para
demostrar que, mediante el legado heredado de ese gran hombre llamado Simón
Bolívar, también se pueden fortalecer los vínculos entre las naciones hermanas.
‘“¡Qué bello sería que el istmo de Panamá
fuese para nosotros lo que el de Corinto es para los griegos! Ojalá que algún
día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto Congreso de los
representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre
los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras
tres partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna
época dichosa de nuestra regeneración, otra esperanza es infundada, semejante a
la del abate St. Pierre que concibió el laudable delirio de reunir un Congreso
europeo, para decidir de la suerte de los intereses de aquellas naciones”’,
expresó, de nuevo con palabras del Libertador.
INTEGRACIÓN, DIFÍCIL CAMINO
Sin ánimos de ser pesimista, el escritor
estima que algunas de las actuales iniciativas de integración planteadas en la
región van a experimentar ciertas dificultades, dado que en el fondo, “el ideal
de hermanamiento de pueblos está sujeto a los intereses impuestos por el
imperio de los Estados Unidos y de las multinacionales extranjeras que explotan
la riqueza de nuestro suelo”.
Advirtió que “mientras las instituciones de
América Latina no sean independientes y originales en sus postulados, nunca
habrá un derrotero común”. Para ilustrar esta situación, expresó que en Colombia
todavía se repite la célebre frase del expresidente Marco Fidel Suárez, “quien
en un estado febril de alucinación clamaba: ‘Réspice polum’, lo que en
traducción al castellano significa “la estrella está en el Norte”.
De igual forma, hizo alusión a otro mandatario
del país neogranadino, quien sin ningún tapujo manifestaba: “’Falta una
estrella en la bandera de los Estados Unidos”’.
Asegura el analista que “con este complejo de
inferioridad, sintiendo más grande al país del Norte y a las potencias
extranjeras, es imposible que Mercosur, Unasur y Celac edifiquen un edificio
poderoso en el que cada país nuestro sea un bloque de piedra difícil de
vulnerar”.
LUCHA POR LA INDEPENDENCIA
De acuerdo con el historiador Alejandro
López, el pensamiento de Simón Bolívar sigue estando vigente en Venezuela y se
evidencia principalmente en la lucha incansable por la Independencia.
“Este aspecto medular que definió la idea y
la acción de Bolívar se ha convertido hoy en día en una política integral; una
avanzada transformadora y definitivamente liberadora”, detalló, en entrevista
con el Correo del Orinoco.
En contraste, destaca en los países hermanos,
“a pesar de las distancias ideológicas, existe una conciencia de unidad que
poco a poco ha transcendido el mero espacio de los organismos multilaterales”.
Queda entonces, a su criterio, seguir trabajando e seguir impulsando el hermoso proyecto de la
Patria Grande.
Pondera el experto que, de acuerdo con la
doctrina bolivariana, la mejor forma de ver y gobernar a los pueblos es escuchándolos
y permitiendo su participación. “Si algo Bolívar tenía en cuenta era que cada
pueblo tenía características únicas y la forma de gobernarlo era atendiendo
directamente a las particularidades, pero sin dejar a un lado los vínculos
comunes, destacando siempre que pertenecemos a la gran comunidad del género
humano donde somos distintos e iguales a la vez”, argumentó.
CON CHÁVEZ LA HISTORIA VOLVIÓ A RESPIRAR
Recalcó López que en su tiempo, las
propuestas políticas planteadas por Bolívar en 1812, 1815, 1819 y 1826
cumplieron con dos objetivos: asegurar la Independencia en el campo de guerra e
iniciar el arduo proceso que implicó la organización de las Repúblicas libres.
No obstante, destaca que a futuro, “las
oligarquías y los intereses extranjeros dieron al traste con estos avances y
eventualmente los pueblos americanos se sumieron en un letargo político hasta
la llegada de la Revolución Bolivariana”.
Refirió que “el comandante Hugo Chávez
revivió a Bolívar, la historia comenzó a respirar y se retomó una lucha que
solo estaba en cuadros y libros envejecidos”. De esta manera, prosiguió,
empezamos a hablar de unidad americana y se han estado consolidando formas de
organización legítimas y más justas. “Cartagena, Jamaica, Angostura y Bolivia
se han convertido en referentes; en hojas de ruta hacia la liberación
definitiva”, resumió.
UN SOLO PARTIDO: LA INDEPENDENCIA
Sobre la visión que tenía Bolívar de los
partidos políticos, el investigador hizo referencia a la Carta de Jamaica,
donde el luchador se refería a la
ineficacia del modelo político que se había adoptado en Venezuela a partir de
1811; “específicamente a las instituciones representativas partes de un modelo
federal que siempre fue criticado por el Libertador por acrecentar las
divisiones y acentuar los regionalismos en un momento crucial donde la victoria
contra el enemigo español dependía de una férrea unidad de acción”.
Dijo que los partidos políticos a los que
hizo referencia Bolívar en el referido documento nada tienen que ver con las
organizaciones que conocemos actualmente.
“En ese momento histórico, específicamente en
1815, cuando el Libertador se encontraba exiliado, buscando la forma de
reconquistar a Venezuela, cualquier división o desencuentro político
significaba la derrota”. En esa coyuntura, acentuó el especialista, “todos
debían tener un solo partido: La Independencia”.
RESPETO A LA DISIDENCIA EN TIEMPOS DE PAZ
López puntualizó que, durante la guerra,
aquellas o aquellos que se oponían a un gobierno libre e independiente en
América eran considerados enemigos: “Los españoles lo fueron y la derrota sobre
ellos fue aplastante”.
Sin embargo, afirmó que en tiempos de paz, si
es que alguna vez la hubo realmente, “Bolívar trató con mucho respeto a la
disidencia política y siempre mantuvo relaciones políticas con quienes le
adversaban; los enfrentó siguiendo las
reglas de juego”. Los ejemplos más destacados, reconoció el analista, fueron
Francisco de Paula Santander y José Antonio Páez.
Además señaló que una vez lograda la
Independencia, la propuesta de Simón Bolívar para encontrar solución a los
conflictos políticos que pudiesen presentarse entre distintos bandos, era el
diálogo y la discusión.
“En muchas oportunidades, Bolívar descartó la
guerra como medio de solución de enfrentamientos internos. Para eso estaban las
instituciones por las que tanto se había luchado”, justificó.
REVOLUCIÓN FRANCESA INSPIRADORA
Muchas son las críticas que se han lanzado
públicamente en torno al accionar político de Simón Bolívar, sobre todo en los
últimos años, cuando hasta se han puesto
en duda sus valores patrióticos, al
señalar que la Revolución Francesa,
calificada por algunos autores como la gran revolución burguesa de la
historia, haya sido una de sus fuentes permanentes de inspiración.
A ese respecto, el historiador Alejandro
López comenta que si bien sectores de la burguesía impulsaron la Revolución
Francesa, sería mezquino obviar la importante participación popular que la
misma tuvo.
“Revolución Burguesa o no, lo que pasó en
Francia a partir de 1789 significó un cambio de orden; se desbancó a la
Monarquía y otro sector de la sociedad asumió el poder”, apuntaló. A criterio
del especialista, era obvio que este hecho extraordinario inspirara a Bolívar
en el ámbito político y filosófico, pero este “nunca abandonó las ideas de
libertad e igualdad”.
Por su parte, el escritor colombiano William
Hernández Ospino manifestó que la Revolución Francesa logró inspirar no solo a
Simón Bolívar, sino también a los norteamericanos. Según el investigador, este
hecho en nada se contradice con sus ideales libertarios y emancipadores, ya que
el leit motiv de la Revolución establece que “Los hombres nacen y permanecen
libres e iguales en derechos”.
Indicó que todos los movimientos
independentistas se nutrieron de los ideales de la Revolución Francesa. “De la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano se nutrieron todos los
líderes políticos de esa época”, aseveró el estudioso. Además recordó que
“Bolívar fue masón, y los masones profesaban los mismos ideales promulgados por
la Revolución Francesa”.
EL DESACIERTO DE MARX
López también menospreció la publicación de
un escrito periodístico basado en una carta dirigida por Karl Marx a Federico
Engels en 1858, donde este este se refiere a Bolívar de forma denigrante.
“Lo escrito por Marx sobre Bolívar, tal y
como lo demostró el profesor Vladimir Acosta, parte de una consideración
general basada fundamentalmente en fuentes testimoniales marcadamente sesgadas
contra el Libertador”, alegó.
Explicó que las consideraciones que, con
mucha dureza, el filósofo alemán apunta sobre el Libertador parten desde la
visceralidad y no de un profundo análisis histórico-político.
Este escrito, describe, ha sido tomado
actualmente como bandera por la derecha venezolana para deslegitimar el valor
de la obra de Marx y hacer creer que la izquierda tiene fundamentos
antibolivarianos.
“Superficialidad aparte, quien se tome el tiempo de estudiar la obra de Marx y
conocer el pensamiento de Bolívar, encontrará puntos de encuentro porque ambos
propulsaron proyectos liberadores y contribuyeron a la construcción de una
sociedad más justa y de iguales”, añadió el especialista.
Para el intelectual colombiano William
Hernández Ospino, este hecho no es más que uno de los grandes desaciertos del
inventor del Materialismo Dialéctico. “El ensayo publicado en el New York Daily
Tribune carece de fundamentación científica. Sorprende que un alemán apegado al
método, a la rigurosidad y a la constatación de las pruebas no haya estudiado
la realidad americana de ese momento”, puntualizó.
Resaltó que no solo existía el libro escrito
por Henri Louis Ducoudray Holstein, exmilitar del ejército bolivariano, de
quien por cierto el Libertador siempre desconfió de su probidad, y por esta
razón lo expulsó de sus filas.
En su opinión, “comparar a Simón Bolívar con
Faustino Soulouque, Emperador de Haití, es un desacierto que produce
hilaridad”. Sugiere Hernández Ospino que no debe olvidarse que Simón Bolívar
fue amigo de Alejandro Petión, quien a su vez fue enemigo de Napoleón Bonaparte,
a quien Bolívar calificó de “magnánimo” y de “primer bienhechor de la tierra a
quien un día la América proclamará su Libertador”, hecho que asegura, fue
ignorado por Karl Marx.
Para refutar a este, agrega el escritor, es
necesario revisar los decretos de Carúpano y Ocumare de la Costa, suscritos en
1816, los cuales fueron ratificados ante el Congreso de Angostura en 1819.
Además señala que en el Congreso de Cúcuta se decretó en 1821 la libertad de
partos o vientres, “por lo cual todo hijo de esclava, a partir de aquel año,
nacía libre”.
BOLIVARIANISMO, IDEARIO INTEGRAL
En palabras del politólogo argentino Juan
Manuel Karg, consultado también por el Correo del Orinoco, el bolivarianismo es
una doctrina social y política que ha influido indudablemente en la historia
del continente americano y, en especial, en diversos procesos de liberación que
han podido transitar en nuestros pueblos.
“Una de las principales influencias de
Bolívar ha sido la resignificación de la noción de unión para los países de
América Latina y el Caribe, en contraposición a la doctrina Monroe,
implementada por Estados Unidos”, explicó, desde Buenos Aires.
En opinión del experto, Simón Bolívar no
actúo en soledad, como a veces pretenden mostrar sus detractores, sino que más
bien “encontró aliados en esa tarea de unidad regional como San Martín,
Artigas, Morazán y O´ Higgins, entre otros”.
Dijo, además, que el Libertador fue el
primero en denunciar el potencial del país del norte para tener una política
injerencista en nuestro continente, cuando afirmó que “los Estados Unidos
parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a
nombre de la Libertad”.
La historia, lamenta el Investigador del
Centro Cultural de la Cooperación, “le ha dado la razón a una preocupación de ese
calibre, pues ha sido EE.UU el que fogueó golpes de Estado, invasiones y
asesinatos en nuestro continente, solo para imponer acuerdos comerciales que
beneficiaran a las elites dominantes internas y externas”.
En síntesis, señala que se puede llamar bolivarianismo
a un ideario integral (político, social, económico y cultural) que se plantea
el desarrollo autónomo de los países de la región, y una verdadera integración
de los mismos.
MOVIMIENTOS SOCIALES
Estima el politólogo argentino que la
influencia del ideal bolivariano en la conformación de movimientos sociales en
América Latina ha sido, de igual manera, muy grande y además prevé que esta va
a ir acrecentándose en los próximos años.
“Recientemente ha habido una importante
reunión en San Pablo de Movimientos Sociales de todo el continente, que
reivindicó el ideario de Bolívar, San Martín y Morazán. Fue la I Asamblea
Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA, que reunió a más de 200
delegados de 22 países de América Latina y el Caribe, planteando una
perspectiva de transformación social, para avanzar a una segunda y definitiva
independencia de nuestro continente, de la mano de las organizaciones populares
en todos nuestros países”, informó.
El investigador reconoce que en esos
esfuerzos unitarios y conjuntos hay mucho del ideario de unión que planteaba
Simón Bolívar. También se reivindica de forma clara y contundente a un conjunto
de gobiernos populares surgidos en la última década –en especial a los
referenciados en la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América
(ALBA)- que han propiciado mejores condiciones para avanzar.
“Allí Venezuela ha jugado un papel primordial
en el alumbramiento de nuevas experiencias militantes en Argentina y en todo el
continente. En definitiva, el legado de Simón Bolívar permanece intacto y
resinificándose en los más humildes de la América Latina profunda”, concretó.
SOCIALISMO Y BOLIVARIANISMO
Destaca el analista político que el
socialismo del siglo XXI planteado en Venezuela durante la gestión
revolucionaria y el bolivarianismo que dejó como herencia el Libertador son
coyunturas distintas suscitadas en momentos históricos diferentes. Sin embargo,
más que establecer diferencias, Karg prefiere marcar similitudes para ser más
riguroso con un análisis desde el punto de vista de las ciencias sociales.
“Decíamos unidad latinoamericana como ideario
primario del Libertador. Eso ha hecho la Revolución Bolivariana desde 1998 a
esta parte, con diversas instancias de integración: ALBA, Unasur, Celac,
Mercosur”, precisó el especialista, quien añadió que estos bloques regionales y
su impacto geopolítico han sido evaluados por analistas como Atilio Borón,
James Petras y Claudio Katz, entre otros. En su opinión, se trata de
desarrollos autónomos al poder de EEUU –en especial el ALBA- herramienta de vanguardia regional.
De igual manera, piensa que hay cierta
afinidad en el planteamiento de la resolución de los problemas cotidianos de
amplias capas de la población. Refirió,
en ese sentido, que Bolívar mencionaba que “el mejor sistema de Gobierno será
aquel que le proporcione a su pueblo la mayor suma de seguridad social, la
mayor suma de estabilidad política, y la mayor suma de felicidad posible”.
En este punto, destaca el politólogo, la
Revolución Bolivariana ha sido una gran escuela: “misiones sociales y derechos
laborales han sido pilares indiscutibles de los gobiernos bolivarianos de
Chávez y, en la actualidad, de la gestión de gobierno de Nicolás Maduro para el
periodo 2013-2019”. Agregó que la iniciativa denominada Gobierno de Calle,
encabezada por Maduro, “es una muestra más de esa búsqueda que planteaba el
propio Bolívar”.
LA
POLÍTICA ESTÁ EN TODO
Sectores opositores al Gobierno de Chávez y
ahora al de Nicolás Maduro, aseguran que mediante la doctrina del
bolivarianismo se han politizado todos los espacios de la sociedad. A estos
grupos, Juan Manuel Karg responde que la política está en todos los ámbitos,
bien sean nacionales o internacionales.
“Quien diga que no hace política miente.
Muchas veces ha sido el propio neoliberalismo el que intentó mostrar una
supuesta neutralidad apolítica, para después vender conclusiones netamente
políticas que desfavorecían a las mayorías populares”, criticó.
Al respecto, denunció que durante muchos años
nos han estado engañando con un discurso fomentado en los medios masivos de
comunicación, y que esto ha podido evidenciarse, por ejemplo, a través de
frases reiterativas como: “el Estado pierde mucho dinero a diario”, que luego
utilizan como excusa para privatizar.
El bolivarianismo, contextualiza el analista,
“es una ideología por los derechos de las mayorías, por la unidad de nuestros
pueblos, y contra la injerencia de las potencias extranjeras en nuestros
territorios, por tanto, es una definición política clara a favor de los
desposeídos”.
De allí que califique como una “usurpación”
la acción ejecutada por el excandidato presidencial de la derecha, Henrique
Capriles Radonski, luego que en las últimas elecciones utilizara el nombre del
Libertador para su comando de campaña.
“Son esos
mismos sectores los que en Abril de 2002 quitaron la palabra Bolivariana al
nombre la República y mandaron a sacar el cuadro del Libertador en el Palacio
de Miraflores”, rememoró.
T/ Héctor Escalante F/ Luis Franco/ cortesía
Juan Manuel Karg y William Hernández Ospino
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